Artículo "¿Teresa de Jesús en la Casa de Bustamante?", por Jesús Valdés Menéndez Valdés
El Correo de Zamora, sábado 26 de agosto de 1967
¿Teresa de Jesús en la Casa de Bustamante?
Hace ya algunos años, más por vía de curiosidad y en tesitura literaria que otra cosa, publiqué en estas mismas páginas un artículo refiriendo las tradiciones orales familiares sobre la vinculación de la casa de Bustamante de esta ciudad con la vida y andanzas de la gran restauradora del Carmelo.
Posteriormente, hará dos años, mi buen amigo el Excmo. Sr. don Francisco Casas y Ruiz del Árbol, cronista oficial de la ciudad, al final de documentado trabajo igualmente publicado en EL CORREO DE ZAMORA, sobre las amistades de Santa Teresa, planteó, con rigor de experto, la vehemente duda sobre el valor testimonial de la lápida existente en el cuerpo nordeste del edificio y que, con su pintoresca ortografía arcaica dice que: “En este qto. bibio Santa Teresa de Jesús".
Natural resultaba que la docta opinión estimulase mi interés de actual propietario de la casa y aficionado a las cuestiones históricas, sin que hasta ahora ocupaciones y obligaciones habituales me, hayan permitido terminar de reunir y ordenar los datos que sobre el caso he podido obtener como modesta aportación al problema. Mis Investigaciones en los papeles familiares y fondos del Archivo Histórico Nacional me han suministrado los que a continuación, siempre mediante la benevolencia de EL CORREO DE ZAMORA, publico, absteniéndome de hacer crítica, lo que a más de alargar demasiado el artículo, debe quedar para las personas profesionalmente más capacitadas.
En 1460, Inés Gómes Falcona, vecina de Villalpando, vendió a Garcia Alonso de Ulloa, varias fincas urbanas:
“las Unas Casas Son en la Calle que dizen de la Reyna que son linderos de la Una parte el Monasterio de San Ildefonso e de la otra parte Casas de Diego garª Calero e la dha Calle e otra Calle que sale de esta calle e ba a San Sebastian de la qual dicha Cassa sale a cada una de estas dichas Calles su puerta”.
Y otras dos fronteras con puertas a la calle de la Relna y espaldas en la “cerca vieja”.
(A. H. N. Sección Clero, papeles referentes al mayorazgo de que ahora se hablará).
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El año 1612, Garcia Alonso de Ulloa y Yomar de Sarabia, fundan a favor de su hijo Pedro Ulloa, Capitán y Regidor de Toro, un mayorazgo de sucesión, regular, en el que se incluyen varios bienes:
“Primeramente una Casas principales que son en la ciudad junto al Monasterio de San Ildefonso que an por linderos de la Una parte el dicho Monasterio a todas otras partes Cassas de nos los dichos Garcia Alonso de Ulloa e doña Guiomar de las quales dichas Casas de suso deslindadas yo el dicho Alonso de Ulloa obe y heredé de Pedro de Ulloa y de doña Maria de Valencia su mujer mis señores Padre e Madre que santa Gloria ayan. Y ansimismo Una Guerta Palomar que se manda Por un Passadizo de Vobeda de la dha Cassa”.
Entran también en el vínculo, otros siete pares de casas en la calle de la Reina, que declaran comprados por el matrimonio fundador, con dos bodegas acensuadas, y otras “casas principales”, con su bodega, lagar, huerta y palomar, en Aldea del Palo (hoy San Miguel de la Ribera).
A falta del instituido y sus sucesores (excluidos religiosos profesos) el mayorazgo pasaría al Monasterio de Sancti Spiritus (donde dice son monjas “de velo negro” tres hijas llamadas Maria, Brianda y Juana) con la condición que acondicionen la capilla mayor para poner en ella los sepulcros con los “guessos” de ellos y de us padre, abuelo, hermanos e hijos. Excluye de la prohibición de venta, para este caso, las “casas principales” de Toro y Aldea del Palo.
El instituido Pedro de Ulloa casó con Aldonza de Guzman (nombrada en algún escrito, sin duda erróneamente, Elvira), naciendo de este matrimonio Guiomar de Ulloa, la gran amiga de Santa Teresa, casada con Francisco de Avila, padres de Luis de Avila y Ulloa, que casó con Catalina Pimentel, teniendo por hijos a Francisco (seglar), Juan (canónigo de Jaén) y Fray Garciaa (fraile agustino profeso en Valladolid) de Ávila y Pimentel.
Muerto Francisco, sin sucesión legítima, le sucedió como titular del mayorazgo, Juan. A la muerte de éste la sucesión fue reclamada por tres personas.
De una parte el Monasterio de Dominicas de Sancti Spiritus el Real, de Toro.
De otra, Antonio de Ulloa, Tabera y Ávila (o Tabera Ulloa y Ávila), hijo de Antonio Tabera y Antonia de Guzman, a la que hubo el citado Luis de Avila, fuera de matrimonio, con María del Castillo.
Y, de otra, la comunidad de Agustinos de Valladolid a la que pertenecía como profeso fray Garcia de Avila, cuyo procurador fundamenta su pedimento en que su parte,
“hera hijo legitimo de Don Luis de Avila y de doña Catalina Pimentel y el dicho don Luis lo fue de don francisco de avila y doña Guiomar de Ulloa y Porque la dicha Doña Guiomar fue hija legitima de Pedro de Ulloa y de Doña “Elvira” (aqui el error) de Guzman y el dicho Pedro de Ulloa lo fue de Garcia Alonso de Ulloa y de Doña Guiomar de Saravia”.
El pleito sobrevenido se falló en última instancia, en el recurso entonces llamado de “segunda suplicación”, por la Sala de Mil Quinientos del Consejo de Castilla (llamada así por la cuantía de la fianza mil quinientas doblas, que era preciso depositar para interponer el recurso), en 10 de marzo de 1648, a favor del Monasterio de Sancti Spiritus, a quien diera ya posesión el alcalde mayor de las casas principales y otras tres accesorias de la calle de la Reina, el 11 de mayo de 1644.
En este litigio, y en virtud de requisitoria obtenida en Avila por fray Garcia, en su “demanda de tenuta” -o primera instancia-, el alcalde mayor de Toro mandó dar posesión a dicho pretendiente de las “casas principales” de esta última ciudad, con sus accesorios y capilla.
(Datos todos tomados de la ejecutoria recaída en el pleito de referencia, hoy en el Archivo de las religiosas Dominicas de Sancti Spiritus.
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Por escritura otorgada en Toro a 27 de agosto de 1690, ante el escribano de número don Joseph Santos, don Félix de Ribera Velázquez, Caballero del Orden de Calatrava, regidor de la ciudad, vende al también regidor de ella y vecino de la villa de Benavente, don Diego de Bustamante y Vivero:
“Unas casas que tengo en el cuerpo de dha. ciud. en la parrochia de San Se Bastián de los Caballeros de ella y calle de la Reynaque confinan con el Conbento de San Ildefonso el Rl. de dha. ciud. cuyas casas compré del Conbento Rl. de Santispiritus, religiosas de la Orden de ntro. Padre Santo Domingo de ella como como consta de la Scriptura de su benta en primero de febrero del año pasado demill ss y sesenta y dos ante Thomas dequiros Scrivº. que fue del n.º de ella”.
Explica a continuación que estas casa “que tienen su patio corrales pozo”, habían sido vendidas con anterioridad por las repetidas religiosas a don Jerónimo Portocarrero, caballero del Orden de Santiago, cuya viuda doña María de Cosío Bravo de Córdova, como tutora y curadora de hijos menores del matrimonio, previa información de utilidad, por estar las casas inhabitables,amparándose asimismo en que la venta fue hecha por las religiosas dominicas sin la previa y precisa autorización de us provincial, resolvió la compraventa.
En la venta a Bustamante no entran los materiales que Ribera tenía almacenados para reparación del edificio.
(Tomado del testimonio de la referida escritura, al que se acompañan los de la información de utilidad tramitada a instancia de la señora Cosío y del acuerdo recaído en capítulo de las religiosas de Sancti Spiritus de resolver la venta a Portocarrero, por falta del requisito de autorización referido. Todo en poder del autor de este trabajo).
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Por escritura otorgada en Toro a 31 de julio de 1705 ante el escribano Bartolomé Sánchez, don Diego de Bustamente y Bibero (sic) y su esposa doña Antonia de Melgar fundaron a favor de su hijo mayor don Diego de Bustamante y Melgar, caballero del hábito de Santiago y caballerizo de la reina, vínculo y mayorazgo por vía de mejora de tercio y quinto de sus bienes, que quedó constituido por el oficio de Regidor perpetuo de la ciudad, que el marido en su día adquiriera,obteniendo casta confirmatoria del rey Carlos II y
“Unas cassas en la Colación de Sn. Sebastián de los Caballeros Calle quellaman dela Reyna. Con lo aellas azesorio quarto en que vivió la preclara rda. Me. Theresa de Jesús que Sirve deoratorio. Escudos de Armas y otras Circunstancias que acreditan supropiedad”
(Copia simple en el archivo del autor)
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Diego de Bustamante y Vivero testó en Benavente a 27 de diciembre de 1713, ante Ignazio de Palazios, declarando que depositaba en manos de cierto franciscano, llamado el P. Muñoz, una memoria que éste debería entregar a la muerte del primero a su viuda Antonia de Melgar e hijo Diego. Aparece, en efecto, unida más tarde a la copia del testamento, y en ella estableciendo el orden sucesorio pra el mayorazgo integrado por el oficio de Regidor perpet5uo y casa de la calle de la Reina, que es el regular, llamando, caso de extinción del linaje legítimo,
“al conbento de relijios (sic) extra muros de dha. Ziudad detoro, de nra. Señora del Carmen, por la devoción que la tenemos y haver vivido en la casa nra. Madre Sta. Theresa de Jesús, y ser nuestra Voluntad el que no SeVenda ni ena jene dha Casa...”.
Un poco más abajo dice:
“el coste de la casa de toro Vinculada, po rel memorial de Gastos y demás papeles que tengo costó 24.070 Rs. y la compra 3.500…”.
Cifra esta última que figura en la escritura de compraventa a Ribera Velázquez, el cual cobró por ella el mismo precio que pagara a las monjas de Sancti Spiritus el Real, o sea los 3.500 reales.
(Copia autorizada y simple respectivamente, del testamento y memoria, en el archivo del autor).
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Quedó, pues, por propietario de la casa Diego de Bustamante y Melgar, que la poseyó hasta su muerte.De este tiempo data cierta relación de bienes del Monasterio de Sancti Spiritus, en la que incluye un foro constituido años antes, en 1664, a favor de Nicolás Sánchez, sobre una finca cuya descripción, actualizada a la fecha del aludido inventario, hace en forma que sigue:
“Unas Cassas que estan en esta Ciudad, en la Parroquia de San Sebastián fronteras de otras Principales que fueron del mayorazgo que poseyó Dn. franco. dabila y Ulloa y hoy la goza D. Diego de Bustamante y Melgar Cavº del orden de Santiago y V.º y rexor. Perpetuo de esta Ciudad, en la Calle que sale de la Yglesia de San Sebastián Como se entra por la parte de abajo de la de la rreyna”.
(A.H.N. Sección Clero, legajo 8266).
Este Francisco Davila y Ulloa ha de ser hijo de Luis de Avila o Dávila ─que indistintamente se escribía este apellido─ , y de Catalina Pimentel, nieto, por tanto, de doña Guiomar de Ulloa, cuyo apellido unía inmediatamente al paterno, según uso, por el del mayorazgo que era titular.
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Finalmente en el expediente de pruebas para vestir el hábito de Santiago don Martín de Bustamente y Melgar, hermano de Don Diego, aparece una diligencia de reconocimiento de la casa practicada en presencia de Don Diego, por los informantes, caballero don diego de Zupide y fraile profeso Blas de Llamazares, en 18 de junio de 1728, ante el escribano Francisco Manteca, Jura Diego por la cruz que lleva en el pecho,
“y preguntándole si aquellas casas eran suias y por qué título las gozaba y por qué razón se habían grabado y puesto en ellas aquellos escudos de armas, respondió: que las dichas casas eran suias propias y las posía y gozaba como hijo maior de Don Diego bustamante y Viuero, a quien pertenecían dichas casas, por ser de mayorazgo y de annación rigurosa: y que los escudos de armas que tienen los treze roeles, tres flores de lis y la vanda en boca de dos dragones, están puestos allí por ser armas propias de la familia de los Bustamantes, que es la suya y que la orla de la insignia del Señor Santiago la tiene en dichos escudos por los muchos y repetidos áuitos que de Caualleros de dicha Orden a tenido dicha familia; y que los tres ramos que encierra el otro escudo están allí pñor ser divisas y armas de la familia de los Viveros , cuyo apellido le toca y pertenece, Y no abiendo recono cido ni encontrado más escudos de armas azia el oriente y en la esquina, que allía toca, acaso por sobrepujar, como de hecho sobrepuja, a la fachada principal y no hacer juego correspiente a ella, por ser este quarto que se halla en dicha esquina y en forma de torrecilla, donde según antigua y segura tradición, y según en la veneración en que se halla y las inscripciones que lo acreditan (siendo vna la del Ordinario y Obispo de Zamora) el donde viuio la Santa madre Theresa de Jesús, quando vino a esta dicha Ciudad con el motibo de fundar vn convento, el que de hecho fundó, y se halla dicho quarto hecho oratorio o capilla, adornado ricamente, celebrase misa en él con gran frequenzia y tiene cuarenta días de indulgencia qualquiera que rezase allí un padrenuestro y un Ave María, concediso por dicho Obispo y Ordinario de Zamora”.
(A. H. N. Sección Ordenes Militares, Santiago, expd. n.º 1299).
Hay aquí un evidente error. Santa Teresa no fundó el Convento del Carmen, cuyas primeras “cartas de pago” o recibos de obras de construcción,datan de 1626 (A. H.N. , Sección Clero, legajos 8256-62). La venida a Toro de la Santa obedeció sin duda a su estrecha amistad con Guiomar de Ulloa, esposa de su paisano y seguramente pariente ─Beatriz Dávila y Ahumada se llamó la madre de la Santa─ Francisco Dávila. Si intentó o no fundar en Toro, no lo sabemos.Es muy verosímil; pero no lo hizo. Ahora bien: este error no desvirtúa el aserto de informantes y fedatario público, de haber visto el documento episcopal referente a la estancia de Santa Teresa.
JESÚS VALDÉS, Barón de Covadonga
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